Securitización: Por qué debería importar a cada inversor
La securitización, aunque pueda parecer compleja, es en realidad un concepto relativamente simple. Si bien es útil para la eficiencia de los mercados, el uso indebido de la bursatilización también puede provocar derrumbes como la crisis de 2008, cuando los tóxicos bonos hipotecarios se filtraron en las carteras de las personas causando pérdidas sustanciales e inesperadas para los inversores habituales. Comprender cómo funciona la titulización, así como las formas en que puede ser manipulada, puede ayudar a los inversores a tomar decisiones de inversión más informadas.
¿Qué es la securitización?
En su nivel más básico, la securitización es un proceso que convierte un grupo de activos en un único producto financiero. Esto transfiere la responsabilidad financiera, así como cualquier beneficio, del vendedor al comprador. Un banco con una gran cantidad de préstamos, por ejemplo, puede agrupar los préstamos mediante la titulización, ofreciéndolos a la venta a cualquier persona que esté dispuesta a asumir el riesgo de los préstamos a cambio de recibir los ingresos por concepto de intereses. Cuando la bursatilización se hace más compleja, puede haber múltiples capas de activos que se ofrecen dentro de una garantía. Estas capas, denominadas tramos, contienen activos con niveles de riesgo cada vez mayores, y a medida que aumenta el volumen de los activos contenidos en una garantía, la garantía suele ser menos transparente.
¿Cuáles son los riesgos de la securitización?
Lo ideal es que la titulización facilite las transacciones sanas entre las empresas y los inversores, ofreciendo a las empresas liquidez en la medida en que reciben dinero en efectivo a cambio de sus activos, mientras que los compradores reciben un rendimiento constante de un conjunto de activos diversificados. Sin embargo, el peligro de la bursatilización radica en que, a medida que los productos se vuelven más intrincados, las entidades menos escrupulosas pueden utilizar su opacidad como una oportunidad para desprenderse de los activos menos salientes de sus balances, a menudo transfiriéndolos a manos involuntarias. Los préstamos para automóviles, las deudas de tarjetas de crédito y los bonos de empresas pueden empaquetarse en productos vendibles, y los valores, en particular los más complejos, son difíciles de entender y fáciles de pasar por alto. Asimismo, muchos también asumen que cualquier valor es una inversión segura. Los fondos mutuos, los fondos de pensiones u otros fondos de jubilación pueden obtener estos activos de riesgo junto con los valores legítimos, en última instancia a expensas de las personas para las que invierten.
La securitización tiene, en última instancia, un propósito: facilitar la transferencia de la propiedad, para bien o para mal. La Comisión de Valores y Bolsa, o SEC, tiene la responsabilidad de mantener mercados justos y ordenados y proteger a los inversores. Sin embargo, la complejidad y el volumen de los productos financieros que necesitan reglamentación es enorme, y la historia demuestra que los inversores pueden estar bien atendidos si añaden su propia diligencia debida. Tener un conocimiento básico de la titulización y ser consciente de sus beneficios y riesgos puede ayudar a garantizar un futuro financiero más seguro para todos los inversores.